Los dálmatas están en riesgo de desarrollar una enfermedad hepática asociada al cobre.
Las altas concentraciones de cobre liberadas en el torrente sanguíneo de un perro pueden causar una enfermedad inflamatoria conocida como "enfermedad hepática (hepática) asociada al cobre". Los terriers de Bedlington, así como los dálmatas, los corgis, los laboratorios y los dobermans, son propensos a esta afección y, a menudo, se tratan con penicilamina, un medicamento que puede causar efectos secundarios.
Resumen de prescripción
A pesar de la similitud de su nombre con el antibiótico conocido como la penicilina, la penicilamina es un subproducto de la penicilina sin tener propiedades antibióticas. Es un agente quelante conocido, un compuesto químico utilizado para atrapar o eliminar metales pesados, como el cobre, el plomo, el hierro y el mercurio, del cuerpo. La penicilamina está registrada para su uso solo en humanos, pero los veterinarios a menudo lo recetan para animales como un medicamento "extra-label" (usado de una manera que no está de acuerdo con el etiquetado aprobado).
Usos de la penicilamina
Más comúnmente, la penicilamina se usa para tratar la enfermedad hepática asociada al cobre en perros. Los síntomas pueden incluir ictericia, encías pálidas, letargo, falta de apetito o un color anormal de la orina. La penicilamina también se usa en el tratamiento de la intoxicación por plomo, que puede provenir de la pintura con plomo, las partículas de pintura u otras fuentes de plomo, como materiales de plomería y techos. El medicamento también se prescribe para los cálculos renales y de la vejiga causados por una anomalía en el metabolismo de la cistina.
Efectos secundarios
Si bien la penicilamina generalmente es segura cuando la receta un veterinario, puede causar algunos efectos secundarios, como náuseas y vómitos. Los perros que tienen alergias o que son sensibles a las drogas no deben tomar penicilamina. Las interacciones con otros medicamentos, como los antiácidos, la azathoprine y la ciclofosfamida, también pueden ser problemáticas. Las perras embarazadas no deben tomar penicilamina, ya que se sabe que causa defectos de nacimiento. Los efectos secundarios poco frecuentes incluyen fiebre, insuficiencia renal, reacciones cutáneas o trastornos sanguíneos.
Precauciones
Siempre consulte con un veterinario antes de administrar penicilamina a un perro y siga siempre las instrucciones de dosificación según lo prescrito. Generalmente, el medicamento se administra durante varias semanas o meses como un tratamiento quelante. La prescripción completa siempre debe administrarse durante el tratamiento. Si el perro parece sentirse mejor, no suspenda el medicamento, ya que puede causar una recaída.